Violencia de género: en busca de una definición

Una reflexión sobre el lenguaje y su utilidad en la lucha contra la violencia

Imagen generada con Bing

Una lengua es básicamente un instrumento. Por lo tanto, lo lógico es que tienda a adoptar la forma que la haga más útil.

Ahora bien, es un instrumento muy polivalente, que utilizamos para muchos usos distintos y a veces contradictorios, por lo que no siempre esa utilidad que buscamos es la misma. Sin embargo, creo que todos deberíamos estar de acuerdo en que, cuando se trata de violencia, lo más útil es aquello que nos permita combatirla mejor y que, por lo tanto, el instrumento debería ayudarnos a conseguir principalmente dos objetivos:

a) Identificar mejor de las causas.

b) Formular soluciones más precisas y eficaces.

 Y, puesto que una de las expresiones que utilizamos en esa lucha es la de violencia de género, aquí voy a proponer una reflexión sobre la misma.

¿Qué es la violencia de género?

Lo primero que hay que decir es que no todo el mundo maneja la misma definición; no es la misma, por ejemplo, la que emplea la O.N.U. que la que aparece en el preámbulo de la Ley Orgánica de Medidas de Protección contra la Violencia de Género de 2004, o la que se ha venido aplicando en la práctica como consecuencia de su articulado. Hay varias definiciones que compiten entre ellas, siendo las siguientes cuatro las más usadas, ya sea de forma explícita o implícita:

1 – Violencia que se dirige contra individuos o grupos de individuos en función de su género, sexo u orientación sexual.

2 – Violencia que se dirige específicamente contra mujeres o grupos de mujeres en función de su género o sexo.

3 – Violencia de un hombre contra una mujer con la que mantiene o ha mantenido una relación y cuyo origen o forma de manifestarse tiene una relación directa con la discriminación que sufren las mujeres.

 4 – Salvo excepciones muy concretas, prácticamente cualquier violencia de un hombre contra una mujer con la que mantenga o haya mantenido una relación.

De entre todas estas definiciones, ¿cuál sería la más útil?, ¿cuál nos ayudaría a encontrar soluciones más justas?

Yo no me voy a pronunciar, pero, a cambio, voy a proponer al lector un pequeño ejercicio. Le voy a contar una serie de historias y le propongo que coja un lápiz y decida cuáles cree que sería conveniente agrupar bajo la etiqueta violencia de género y, en consecuencia, cuál sería la definición que mejor respaldaría esa agrupación, sea una de las cuatro ya citadas o cualquier otra.

Ahora bien, si aceptamos que el objetivo último es que la etiqueta nos sirva para combatir la violencia, creo que sería lógico atenerse a dos reglas:

1 – Intentar reunir bajo ella aquellos casos que tengan causas comunes y, por tanto, requieran soluciones comunes.

2 – Intentar evitar que el uso de esa etiqueta enmascare otras causas, transversales al género y que requieran soluciones distintas.

Ya aviso que no es un ejercicio fácil y que puede que al final deje más preguntas que respuestas.

Doce historias de violencia:

1 – Emilio es un hombre agresivo y despótico. Maltrata de forma sistemática a su mujer, maltrató a sus hijos mientras convivieron con ellos y en el trabajo se dedica sistemáticamente a humillar a sus subordinados.

Además, es habitual que se enzarce en discusiones agrias con funcionarios, recepcionistas, vigilantes de seguridad, etc., y en una ocasión, en un bar, tiró la propina al suelo.

2 – Ana y Pablo son politoxicómanos. Cuando están bien, son amables con todo el mundo y cariñosos entre ellos. Pero los vecinos están hartos de oír las tremendas broncas que montan cuando se intoxican. Más de una vez los han visto aparecer al día siguiente con signos de haberse agredido mutuamente.

Sin embargo, no quieren por nada del mundo separarse. Cuando les impusieron una orden de alejamiento, la incumplieron inmediatamente.

3 Teresa es una joven prostituta. Un día una de sus citas le muestra la placa y la pistola para no tener que pagarle.

4 – Marta vive aterrorizada. Pedro, su exmarido, la ha amenazado de muerte y ella lo sabe capaz de cumplir su amenaza.

5 – Ramiro y Mercedes son una pareja de ancianos. Mercedes tiene Alzheimer. Como les ha ocurrido a muchos otros, la evolución hacia una sociedad más urbana y globalizada ha debilitado sus redes de protección familiar, así que él lleva años cuidando de ella prácticamente sin ayuda.

Tras un periodo de decadencia, Ramiro termina cayendo en la depresión del cuidador. Una noche, después de matar a su mujer, se ahorca.

6 – Un día de fiesta, tras salir con unos amigos, David y Carlos bajan a pasear por la playa agarrados de la mano. De repente un grupo de jóvenes se les echa encima y los empiezan a golpear al grito de «¡Fuera de aquí, maricones!».

7 – Adela y Laura son pareja desde hace dos años. Adela es muy dominante y maltrata de forma habitual a Laura; la mayoría de las veces verbalmente, pero tampoco le hace ascos a recurrir a la violencia física ante cualquier conato de resistencia por parte de Laura.

8 – Miguel y Cristina son una pareja heterosexual, prácticamente un calco de la anterior. Él también es muy dominante y trata de una forma muy parecida a Cristina que como Adela trata a Laura. Fuera de casa, él es un encanto, muy apreciado por todo el mundo.

9 – Antonio es un hombre que tiene una visión muy machista del mundo. En su casa son su mujer y su hija las que se encargan de preparar la comida y las que, mientras él y sus hijos disfrutan del café, recogen la mesa y la cocina.

Además, algunas veces Antonio obliga a su mujer a satisfacerlo sexualmente de formas que ella no quiere. Lo considera su derecho indiscutible como marido y proveedor.

10 – Carmen es una mujer que también tiene una visión muy machista de la familia. Un día su hija Ana se rebela porque considera que no es justo que ella tenga que fregar mientras sus hermanos juegan. Carmen la somete con un bofetón.

11 – Yésica y Jorge son una pareja de adolescentes. Una noche, al salir de una discoteca, discuten. Ella quería haberse ido más temprano, él quería quedarse más rato; ella se sintió desatendida, él la acusa de mostrarse siempre hostil con sus amigos. La discusión va subiendo de tono hasta que por fin Yésica le da una patada y un puñetazo a Jorge y este responde con una bofetada.

12 – Mario es un hombre de más de setenta años. Hace una década se casó con una mujer mucho más joven que él. Ahora está enfermo y débil y ella lo maltrata de forma sistemática. Un día, cuando ella le está pegando, él le devuelve alguno de los golpes.

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Agradezco a @ceciliademarchi que me avisara de un error con los nombres.

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